domingo, 30 de noviembre de 2008

Lewis Carroll

Esta vez en Crítica Teatral el perfil que teníamos que escribir debía ser de alguien conocido. Y, como no, lo escogí a él...



Charles Lutwidge Dodgson nació en Daresbury, en el condado de Chesire, en 1832. Con antepasados militares y eclesiásticos, fue el tercero de once hermanos. Zurdo, tartamudo y con problemas de sordera, su infancia no resultó nada sencilla. Estudió en la escuela de Rugby hasta 1850, y posteriormente en la Universidad de Oxford, donde acabó ganando un puesto como profesor de matemáticas en 1857 que mantuvo hasta 1883. Tiene la autoría de algunos tratados sobre la materia como “El Juego de la Lógica” (1876) o “Euclides y sus Rivales Modernos” (1885). Esta época universitaria coincide con la ordenación de Carroll como diácono en 1861 y con el descubrimiento de otra de sus pasiones, la fotografía, actividad que cultivará hasta 1880. Su carrera literaria comenzó entre los años 1854 y 1856 con publicaciones humorísticas en revistas como The Comic Times o The Train. En 1856 publica su primer poema “Solitude”, escrito pionero en ser firmado con el seudónimo que hoy conocemos. Su trato cercano con los niños y su interés por los cuentos le condujeron a escribir su obra más reconocida, “Alicia en el País de las Maravillas” (1865) inspirada en la persona de Alice Liddell, hija de un deán con el que Carroll mantuvo amistad. A este texto le siguieron “Alicia a Través del Espejo” (1871), “La Caza del Snark” (1876) y “Silvia y Bruno”, esta última recogida en dos volúmenes escritos en 1889 y 1893 respectivamente. La obra de este autor que falleció en 1898, está plagada de elementos lógicos, juegos de palabras y atmósferas oníricas que logran capturar a un público más extenso que el meramente infantil.

No hay comentarios: