miércoles, 3 de diciembre de 2008

(Mis) Ejercicios de Estilo

Aquí están mis versiones de los doce estilos que he escogido del libro de Queneau (Notaciones y los dos puntos de vista subjetivos eran obligatorios) para el trabajo de Teoría y Práctica Dramatúrgica. El viernes tengo que presentar el decimotercero (que será un estilo ideado por mí, ya sin coger ninguno de los del libro) y después ya iremos pensando en la puesta en escena. Espero que los disfrutéis tanto como lo he hecho yo escribiéndolos.

Nota: El estilo Logo-Rally consiste en incluir en la narración siete palabras que previamente he sacado al azar de un periódico.


1) NOTACIONES:

En un vagón de metro de la línea 1, a una hora concurrida. Un chico cercano a la treintena, con sombrero de aspecto bohemio y un cuello desproporcionadamente largo. La gente se apea del compartimento. El chaval revela su enfado con el hombre que está a su lado. Asegura que le empuja cada vez que entra o sale alguien. Se muestra quejicoso a la vez que inflexible. En cuanto ve un asiento vacío, se abalanza sobre él.
Al cabo de dos horas me cruzo con el mismo individuo en la Casa de Vacas del Retiro, al lado del estanque. Dialoga con un amigo que le comenta: “Estaría bien que le añadieras un botón a tu cazadora”. Señala el lugar concreto y explica sus motivos.


2) PUNTO DE VISTA SUBJETIVO I:

Me había levantado con un humor especialmente bueno aquella mañana. Quizá el hecho de estrenar un sombrero que se ajustaba como un guante con mi ideología ayudaba a esta circunstancia. ¡Por no hablar de lo bien que combinaba con mi cazadora favorita! Estaba tan contento que, al llegar a la Casa de Vacas del Retiro, ni siquiera Miguel y sus desacertados comentarios sobre la ausencia de un botón en mi adorada prenda, consiguieron fastidiarme el día. Lo cual tiene un mérito especial teniendo en cuenta que un par de horas antes había tenido un desagradable encuentro con un niñato insolente que no paraba de empujarme cuando había movimiento en el metro. Y es que, si no fuera por el tráfico y mi respeto a la puntualidad, jamás me rebajaría a usar esos transportes propios de gente baja.


3) PUNTO DE VISTA SUBJETIVO II:

Pues estaba hoy en el metro, apiñado como siempre, vamos... y resulta que me toca al lado, ¡joder!, el típico capullo estirado. Y digo estirado no sólo por su kilométrico cuello sino por los aires de gilipollas pedante intelectual que se daba... no había más que ver el sombrero que se marcaba para pillar lo que digo... El caso es que el notas no paraba de quejarse y poner caretos chungos, por eso, cada vez que entraba o salía la peña, aprovechaba y le metía con el codo en el pecho. Al final se cagó vivo y salió por patas a un sitio que se quedaba libre. Tuvo suerte el pringao porque ya estaba a punto de arrancarle algún botón de su chaqueta... aunque viendo como la tenía no hubiera sido el primero que lo hiciera.


4) EXCLAMACIONES:

¡Qué follón! ¡Esto está lleno! ¡Y quedan todavía cinco paradas! ¡Mira ése que tieso! ¡Y qué sombrero! ¡Dónde está el cuerpo! ¡Ja, ja, ja! ¡Debajo de ese cacho de cuello! ¡Qué exceso! ¡Huy! ¡Qué de movimiento! ¡Él también lo nota! ¡Cómo se queja el tío! ¡Un empujón, dice! ¡Sin respuesta! ¡No da su brazo a torcer! ¡Y el otro impasible! ¡Y que le ha vuelto a hacer lo mismo! ¡Al final acaban a ostias! ¡Bueno, bueno bueno! ¡Se ha ido derechito a la otra punta! ¡A coger un hueco! ¡Qué avispado! ¡Pero se le sigue viendo el cuello aunque esté sentado!
¡No me lo puedo creer! ¡Es el mismo tipo! ¡Esto es de coña! ¡Que sí! ¡Que está ahí! ¡Ahí, al lado del estanque! ¡Y con un amigo! ¡El tío tiene amigos! ¡Le comenta algo! ¡Un consejo! ¡Le ha dicho lo del botón! ¡El que le falta a la cazadora! ¡Si es que saltaba a la vista! ¡Qué cuello! ¡Ja, ja,ja!


5) SONETO:

Una mañana cualquiera en el metro
Especímenes que el destino junta
Uno se queja, molesto, y barrunta
Mientras atento en sus mentes penetro

Cuello alargado y aires de retro
Pedante que con mil cremas se unta
Se queja de otro que con la punta
Del codo le da pinchazos de cetro

Queda vacío de pronto un sillón
Lo ocupa con un intrépido giro
Y abandona su lamento llorón

Tras dos horas con un tío lo miro
Que le indica la falta de un botón
En la Casa de Vacas del Retiro


6) COMEDIA:

ACTO I:

(Un vagón de metro. Gente apretada. Suena una voz megafónica “Din, don, din, próxima estación: Cuatro Caminos” Un HOMBRE SUDAMERICANO que lleva un instrumento de viento se adelanta.)

HOMBRE. SUD: Un poco de música para amenizar la mañana.

(Mientras el HOMBRE SUDAMERICANO toca, el metro llega a la parada. Entra y sale gente del vagón)

ACTO II:

(El mismo vagón. En escena, rodeado de mucha gente se distingue a HOMBRE 1, estirado, de cuello largo, treintañero y con sombrero de aspecto bohemio. A su lado CHICO JOVEN le golpea ante el movimiento de gente.)

HOMBRE 1: Disculpe, tengo la impresión de que cada vez que entra o sale alguien me clava el codo en las costillas; y ya he llegado a pensar que lo hace de manera intencionada. Le rogaría que respetara un poco más mi espacio, joven.

(CHICO JOVEN mira para otro lado. Al cabo de un rato se repite el golpe en las costillas.)

HOMBRE 1: ¡Será posible! ¡Se puede saber en qué está pensando! ¡Como siga con...

(En ese instante vuelve a bajar gente y se queda un sitio libre.)

HOMBRE 1: ¡Menos mal! ¡Un sitio! (Pasando entre la gente) Disculpe, disculpe, lo siento, si me perdona...

(HOMBRE 1 se sienta en el asiento vacío.)

ACTO III:


(Casa de Vacas del Retiro, en su lado más próximo al estanque. HOMBRE 1 se encuentra en mitad de una conversación con HOMBRE 2.)

HOMBRE 2: Me parece que a esa chaqueta, querido amigo, le falta un botón en la parte superior. ¿Has pensado en añadírselo?

(Entra en escena VIAJERO.)

VIAJERO: Ya son casualidades de la vida. El hombre del vagón de esta mañana. Podría utilizar este peculiar suceso para el ejercicio de la clase de Julio Escalada.


7) NOMBRES PROPIOS:

Estaba tan Félix a la salida del Alba aquel Marte en el que pegaba Lorenzo porque tenía la Esperanza de coger pronto la barca de Caronte. Yo, Prudencio, entré en aquella Selva Negra y vi al mismísimo Zeus lanzando rayos sobre Juventino. El cuello de Mr. Fantástico contra la quietud de Pedro. Dominado por las Angustias, emuló a Carl Lewis y se apoderó, ¡Jesús qué Prisa!, de un asiento con la fuerza de un Leo para estar más Agustín. Después del Curro, en el Ecuador del día, veo al mismo Ser junto al primo de Versace, el cual no le lanza ningún Eulogio. La cosa está Clara. La falta algo a su Inmaculada chaqueta. Juan le decía a Diego que se añadiera un Botto. Y es que ahí tenía un buen Tajo.


8) GEOMÉTRICO:

Un trapezoide de revolución se desplaza sobre un ángulo de 3º 45' respecto a la horizontal a la velocidad de 45 Km/h. Comienza un proceso de desaceleración hasta llegar a la posición de reposo. En ese instante un sólido de 72 Kg se introduce en el volumen desplazando el centro de masas del sistema 3 centímetros en la dirección x2 + y = 3/5. Un conjunto de elementos compuesto de esfera, cilindro y ovoide emite una señal acústica que se rige por la ecuación x(t) = sen (πt/3) para acabar ejecutando un movimiento armónico simple que neutraliza la tensión ejercida en sentido contrario. 1 hora, 58 minutos, 18 segundos y 3 décimas más tarde, el mismo elemento se dispone de forma simétrica a otro de las mismas características que indica con sus vectores un punto vacío dentro de sus coordenadas.


9) ANTONÍMICO:

En un teleférico prácticamente vacío bajo el nuboso manto de una invernal noche. Una anciana calva y con menos cuello que un muñeco de nieve. Se posan animales sobre la cabina del vehículo. La anciana se muestra desbordante de alegría y besa efusivamente en los labios a un bebé recién nacido que se encuentra sentado en el asiento más alejado del compartimento. Asegura que el pequeño le hace mimos y carantoñas desde la lejanía. Muestra una actitud tierna a la vez que protectora. Termina haciendo el pino sobre el tercer tripulante de la cabina en el mismo instante en el que éste se sienta sobre uno de los tantos huecos libres.
Otro día, dos horas antes, junto a la Sagrada Familia de Barcelona, la anciana mantenía una pelea de taekwondo con un completo desconocido que, entre golpe y golpe, se callaba la teoría de que a sus bragas les sobraba un botón.


10) FANTASMAGÓRICO:

La niebla se había infiltrado aquella mañana en las entrañas de la tierra y resultaba especialmente difícil reconocer las figuras apelotonadas en el estrecho vagón. El convoy se encontraba fuera de control en un viaje con rumbo a ninguna parte y hacía chirriar los raíles del subsuelo. Nadie sospechaba que, entre los mortales humanos de miradas perdidas, se había infiltrado una presencia indeseada. Como si se tratase de la mismísima encarnación del maligno, aquel ente espectral emitió un sonido gutural digno de piscofonía del Palacio de Linares que provocó un estremecimiento colectivo en el resto de los viajeros del infernal vehículo. Tras otra pavorosa exclamación, el ser de tez pálida y cuello con espacio para trescientas mordeduras vampíricas se desplazó levitando sobre el suelo mientras atravesaba a aquellos que se encontraban en su trayectoria como si estuvieran desprovistos de masa corpórea. El vuelo terminó cuando consiguió ocupar el trono cadavérico que se elevaba ante él. La inmovilidad se hizo patente en el compartimento. Las respiraciones entrecortadas de los usuarios se acompasaban y respondían al estado de estupor y desconcierto generado por aquel espíritu indescriptible. El suceso paranormal no terminó hasta que aquella diabólica manifestación arrancó todos los botones de las camisas, blusas y pantalones de los atónitos viajeros. Cuando finalmente encontró uno que era de su agrado, se lo guardó bajo la solapa y se retiró murmurando “Ya tengo botón... Ya tengo botón...”


11) LOGO – RALLYE:

(Policía, construcción, intervenciones, olvidar, años, espiritualidad, ambigüedad)

Me encontraba entretenido aquella mañana en el andén, viendo cómo un miembro de la policía se hacía el despistado ante un vendedor de películas pirata, cuando advertí la llegada del metro. Una vez dentro pude escuchar las lamentaciones de un joven que no paraba de quejarse de los empujones de su vecino y que requería una construcción de los vagones más holgada. Tras otro par de exaltadas intervenciones, el muchacho corrió a sentarse a un asiento que quedó vacío. Instaurada esta nueva situación, el tipo pareció olvidar los desafortunados incidentes anteriores y se mostró satisfecho con el cambio. Sensación compartida por, el anteriormente objetivo de sus lamentaciones, un adolescente de unos dieciséis años.
Podría llamarlo casualidad, fruto del destino, designio de los dioses o resultado de una conexión sináptica de elevada espiritualidad, pero la realidad es que dos horas más tarde me encontré al mismo sujeto frente a la Casa de Vacas del Retiro, charlando con un amigo que destacaba la feminidad de su chaqueta a la vez que le aconsejaba añadirse un botón en la parte superior para eliminar cualquier rasgo de ambigüedad en su estética.


12) INESPERADO:

Allí estaban reunidos los cuatro amigos, Róber, David, Julio y Dani, preparándose para la timba de póker cuando llamaron al telefonillo. Róber se dirigió al aparato y contestó.

- ¿Sí?

Apretó el botón del cacharro y volvió a la mesa en la que las fichas ya estaban dispuestas.

- ¿Era Javi? - preguntó Julio.
- Sí - respondió Róber.
- Media hora tarde - apostilló David.
- No es habitual en él - añadió Róber.

Al cabo de un minuto, Javi llamaba a la puerta y Róber le permitía pasar. Venía sofocado. Dani se puso nervioso y derribó los cinco montones de fichas por el suelo. Se agachó a recogerlas y Javi, sin darse cuenta de su presencia, aprovechó la circunstancia para empezar a hablar.

- Siento la tardanza, pero hoy me ha ocurrido algo muy curioso.
- ¿El qué? Si puede saberse... - preguntó Julio.
- Iba en el metro esta mañana...
- ¿En que línea? - interrumpió David.
- En la 1.
- Buf, esa se pone fatal de gente - Replicó David.
- Lo sé - verificó Javi - íbamos hasta los topes.
- ¡Qué infierno! ¡Por eso voy en coche! - manifestó Róber.
- El caso es que me dio por fijarme en un tipo peculiar.
- ¿Peculiar? - peguntó Julio.
- Sí, tenía un cuello larguísimo y un sombrero de esos de artista loco.
- ¿Y qué pasó? - dijo David interesado.
- Se quejaba todo el rato de que le empujaban y un adolescente que iba al lado pagó el pato.
- Pobre chaval, seguro que no había hecho nada - comentó Róber.
- ¿Y qué pasó luego? - inquirió Julio, el cual estaba molesto ante tanta interrupción.
- El muy cínico vio que se levantaba un tipo para bajarse y salió disparado a sentarse en su asiento. Entonces dejó de poner malas caras.

Hubo un breve silencio en la narración, el cual fue roto por el siguiente comentario de David.

- Bueno, Javi, eso tampoco tiene mucho de especial, ¿no crees?
- Es que lo curioso sucedió luego - añadió Javi con aire misterioso.
- ¿Cuándo? - preguntó Julio.
- Un par de horas después, cuando me lo volví a cruzar.
- ¡No puede ser! ¿Dónde? - exclamó Julio más excitado.
- En la Casa de Vacas del Retiro, al ladito mismo del estanque.
- ¿Qué hacía allí? - dijo Róber
- No lo sé, simplemente estaba con otro tipo, dialogando.
- ¿Sobre qué? - formuló David, cuyo interés había crecido a la par que el del resto.
- Por lo que alcancé a escuchar debía tratarse de algo de un botón en la cazadora...
- El mundo es un pañuelo - dijo Róber sentencioso.
- Ya te cuento. Por cierto, ¿por qué hay cinco sillas? Pensé que sólo jugábamos nosotros cuatro.
- Me he traído un amigo - respondió Julio.
- ¿Y dónde está?

En ese momento Dani terminó de recoger las fichas del suelo y asomó su cabeza y su extenso cuello por el otro lado de la mesa.

- Aquí mismo. Y espero que no te moleste que un hombre sin botón en la cazadora te deje sin blanca.

2 comentarios:

Kermit dijo...

Me encanta el geométrico. Deberías escribir una obra así.

Edward Bloom dijo...

¡Para volvernos locos!